Ecuador vota este domingo en unas tensas elecciones presidenciales y legislativas extraordinarias marcadas por una ola de violencia criminal inusitada que incluyó el asesinato de un candidato y que se suma a una crisis institucional y económica.
Ecuador vota este domingo en unas tensas elecciones presidenciales y legislativas extraordinarias marcadas por una ola de violencia criminal inusitada que incluyó el asesinato de un candidato y que se suma a una crisis institucional y económica.
Casi 13 millones y medio de ciudadanos están habilitados a elegir, de entre ocho postulantes, a un presidente que complete el mandato del conservador Guillermo Lasso hasta 2025.
La correísta Luisa González llegó a los comicios encabezando todas las encuestas, pero no con una cantidad de votos que le permita evitar una segunda vuelta prevista para el 15 de octubre.
El otrora pacífico país sudamericano se ha convertido en los últimos años en un centro de operaciones de carteles de droga extranjeros y locales que imponen un régimen de terror con matanzas en las calles y en las cárceles, con secuestros y extorsiones.
A la violencia se suma una crisis institucional que tiene al país sin Congreso desde hace tres meses, cuando el impopular Lasso decidió disolverlo y llamar a elecciones anticipadas para esquivar la destitución en un juicio político por corrupción.
El asesinato del candidato Fernando Villavicencio y otros ataques a postulantes y dirigentes marcaron el tono de la breve campaña, de por sí inédita por la decisión de Lasso de usar la llamada "muerte cruzada" y disolver la Asamblea Nacional.
"Los ecuatorianos votan con tres sentimientos: el miedo a la inseguridad (...), el pesimismo respecto a la situación económica y la desconfianza hacia la clase política", dijo Santiago Cahuasquí, politólogo de la Universidad Internacional SEK, a la agencia de noticias AFP.