Un año atrás, Fernando Sabag Montiel se confundió entre los cientos de militantes que habían montado una vigilia frente al departamento de Cristina Kirchner. No era la primera vez que lo hacía. Pero ese 1° de septiembre fue una bisagra. Luego de una suerte de trabajo de inteligencia, aquella tarde concurrió junto a su novia. Y portando un arma. Que escondió entre sus ropas hasta que estuvo cerca de la vicepresidenta, mezclado entre la multitud que la saludaba. Ubicado a centímetros de la exmandataria, desenfundó el revólver, apuntó contra su frente y gatilló dos veces. Los disparos no salieron. Pero el impacto que causó el episodio llega hasta hoy.
Desde el primer momento, Leopoldo Moreau siguió de cerca el hecho y su posterior derrotero judicial. "El ataque no fue contra Cristina, fue contra una política nacional y popular", reflexionó a un año del atentado.
En diálogo con 20 22, el diputado nacional reafirmó su convicción: el intento de asesinato no puede interpretarse por la acción de un grupo de "loquitos".
"Se llegó al atentado porque hay un poder que alimentó un camino de odio. Ese poder hoy sigue actuando con impunidad", señaló.
Hay un poder que alimentó un camino de odio Hay un poder que alimentó un camino de odio
"De ese bloque de poder no solamente salió el odio previo al atentado. Después de ocurrido, salieron los dichos y las notas que le dieron naturalidad al hecho. La más grave, la nota de Clarín que decía 'La bala que no salió y el fallo que sí saldrá', equiparando el intento de asesinato con un fallo judicial", añadió.
En este escenario, Moreau afirmó que la vicepresidenta no sólo fue víctima de un arma dos veces gatillada. También lo fue de "la sed de venganza" que han alimentado contra ella. "Tienen sed de venganza porque quieren desterrar de la política argentina a Cristina Kirchner. Y la venganza la pueden concretar asesinándola o a través de su encarcelamiento o su proscripción", concluyó.